Clive Crook

El Congreso podría permitir que la recuperación tropiece

La economía estadounidense mostró nueva vitalidad en marzo, según los datos de empleo difundidos la semana pasada...

Por: Clive Crook | Publicado: Martes 5 de abril de 2011 a las 05:00 hrs.
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La economía estadounidense mostró nueva vitalidad en marzo, según los datos de empleo difundidos la semana pasada. Pero no hay que celebrar aún una expansión autosostenida.



La política monetaria está a punto de pasar de expansiva a neutral, con el término del programa de compra de bonos de la Reserva Federal en junio. La política fiscal, medida apropiadamente, se está moviendo de neutral a contractiva. Para empeorar las cosas, los republicanos en el Congreso están jugando un juego peligroso sobre el presupuesto en el actual año fiscal.

Algunos partidarios del Tea Party contemplan felices un cierre del gobierno federal al término de esta semana, cuando expire la autoridad para el gasto federal, o en algún momento del próximo mes, cuando el endeudamiento público llegue al techo regulatorio. Piensan que el cierre fortalecería su mano en la reducción del gobierno y enseñaría una lección a la Casa Blanca. Algunos demócratas esperan que ocurra, calculando (correctamente) que la táctica explotará en la cara de los republicanos.

En breve, con el mercado laboral estadounidense en un punto de inflexión, el Congreso está haciendo todo lo que puede para socavar la confianza y aumentar la incertidumbre. El peligro es real porque la recuperación es frágil. 
El mercado de la vivienda sigue siendo el peligro mayor. La mayoría de los sectores de la economía expandieron sus nóminas en marzo, pero la construcción residencial sigue herida. Los precios de las viviendas no han encontrado un piso y la crisis de los embargos sigue. Una segunda caída en los precios de las viviendas provocaría nuevos embargos y podría revivir el ciclo vicioso que derribó a la economía. 
Así que incluso antes de mirar la política, hay notable motivo de preocupación. Ahora, no obstante, la economía estadounidense está entrando a una fase donde la política macroeconómica dañará más que ayudar. Es demasiado pronto para un retiro abrupto del apoyo fiscal y monetario, pero eso es lo que hay en perspectiva durante lo que resta de 2011.

Los funcionarios de la Fed están divididos respecto del futuro del relajamiento cuantitativo – el programa de compra de bonos que el banco central adoptó como mecanismo para relajar la política monetaria una vez que había llevado las tasas de interés de corto plazo a cero. QE2, la fase actual de US$ 600 mil millones, debía seguir hasta junio. La recuperación, aún modesta y tentativa, ha provocado especulación en cuanto a que la política se retirará antes, y no hay muchos analistas que cuenten con un QE3 para reemplazarla. 
La economía necesita una tercera fase de relajamiento cuantitativo. Ciertamente, hay presiones sobre la inflación de los precios de los commodities, pero la inflación subyacente está bien deprimida, los sueldos no están subiendo y las expectativas inflacionarias siguen bajas. Con el crecimiento del empleo aún tibio, sería un error terminar el QE este verano (boreal), mucho más hacerlo antes.

El panorama fiscal completa el punto. La preocupación estadounidense sobre el endeudamiento federal -en oposición al endeudamiento de todo el sector público- ha ensombrecido el rol de la política fiscal. El estímulo fiscal fue absorbido sobre todo en la compensación del ajuste automático de la política fiscal de los estados individuales, cuyo endeudamiento está muy regulado. El estímulo federal era grande, pero en conjunto, el apoyo fiscal para la recuperación ha sido modesto. Ahora el estímulo federal se agota y muchos estados están embarcándose en recortes de gastos y alzas de impuestos severos e inmediatos.

Con la política fiscal haciéndose contractiva, ahora el Congreso disputa el presupuesto del actual año fiscal. Los republicanos del Tea Party quieren recortes de US$ 60 mil millones en gasto de corto plazo, muchos demócratas y probablemente los dirigentes republicanos de la Cámara probablemente transarían en recortes de US$ 30 mil millones. Es un error recortar el gasto este año, pero dejemos eso a un lado. Considerados como parte del necesario repliegue de largo plazo, estos recortes ad-hoc no deciden nada y son insignificantes. Pero con la economía equilibrada entre estancamiento y recuperación, esta pugna sin sentido puede cerrar el gobierno.

Se supone que en una democracia las personas obtienen los políticos que merecen. ¿Qué pueden haber hecho los estadounidenses para merecer éstos?

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